Irene Vallejo, nos regala un maravilloso ensayo narrativo en el que rinde homenaje al LIBRO  como elemento ineludible en la configuración de la historia de la  humanidad. Nos encontramos ante un libro  ameno, instructivo y seductor, que nos embebe en un mundo en el que una vez nos sumergimos ya no hay vuelta atrás, no porque no se pueda, sino porque es imposible soltar cada coma, cada párrafo, cada una de sus palabras. Como diría la propia autora, ya somos parte de la historia y la historia parte nuestra.

La inmediatez de nuestras sociedades, el ritmo vertiginoso de la vida que vamos eligiendo en cada paso, hace como diría Z. Bauman, que nos desprendamos cada día un poco más  de las bases de nuestras culturas, en donde los libros, van perdiendo su atractivo e interés, olvidando el olor de sus páginas nuevas, las imágenes, sus tipografías… su esencia. Parece que el respeto hacia el alma de las historias que se ocultan en las páginas, va diluyéndose día a día.

Vallejo va hilvanando cada página haciendo continuas referencias a la actualidad sin perder de vista el origen de los libros a lo largo de la historia, viendo que al final su esencia no dista tanto de lo que hoy encontramos en las estanterías de las librerías y bibliotecas.

Nos deja en las manos de Homero, de Sócrates y tantos otros, y conecta la culta Alejandría, con el olor de las bibliotecas más actuales,  hasta  llegar a conectarlo con el efecto  de Google en nuestras vidas.

Este es un libro didáctico, divulgativo, lleno de historias personajes variopintos de todos los tipos y colores que se esforzaron a través del tiempo en dar forma al conocimiento, la imaginación y los sueños al alcance de todos los públicos. Es una maravillosa oportunidad para aprender disfrutando, y absorber el amor incondicional que la autora siente por los libros y comparte con todos los lectores. Sin duda no tiene ningún desperdicio. 

Me gustaría quedarme con la idea de que la invención de los libros sea posiblemente una de las grandes herramientas contra la destrucción de la humanidad. Como diría Vargas Llosa en una entrevista a El País, Toda la sabiduría está disuelta en una crónica simpática, agradable, nada pretenciosa… Está claro que Vallejo explica de maravilla toda una vida de inmersión literaria y las bonanzas que la lectura nos depara a los lectores.

Mi amiga Sandra me habló hace poco de este libro, y cuando ella me dice “Pipi, este si es para ti…” no titubeo, sabe lo que me gusta bucear entre párrafos llenos de vida, de aprendizaje y de sueños como los que Irene nos plantea. Así, no me queda más que recomendar que os perdáis y emocionéis, merece la pena disfrutar  aprendiendo o  tal vez, aprender disfrutando… Permitamos el Infinito en un Junco… en cada uno de nosotros.