Llevamos casi un año viviendo en una Matrix, ante una situación que jamás hubiésemos pensado que podríamos experimentar. Impensable!! sentir el latido de una pandemia, de un virus tan extendido, tan cerca.

Será posible que se cumplan los postulados de Thomas Malthus (1819) ? donde la creación de conflictos, hambre y enfermedades aumenta por el desequilibrio producido entre el crecimiento de la población (crece geométricamente) y de los recursos (progresión aritmética)? Ya ha llovido desde entonces, y sin embargo parecen claras las consecuencias de este crecimiento desigual, que se hace tangible y continúa presionando en pleno siglo XXI.

Un paso más allá, H.Spencer o J. Fisher en (1877), introducen una variante de la teoría de la Selección Natural: el Darwinismo Social, con gran influencia en países imperialistas de finales de siglo XIX o principios del XX. Miedo nos da echar la vista atrás y rememorar genocidios y atrocidades cometidos a lo largo de la historia, en los que estas teorías pusieron su granito de arena,

Esto reclama respuestas ante un momento de incertidumbre en el que la sociedad y las personas necesitamos respuestas. Es habitual escuchar en las noticias sobre la presión a las que están sometidas las UCI en los hospitales, en el que los triages suponen un elemento de estrés y presión indescriptible entre el personal sanitario, donde se encienden de nuevo antiguas teorías que invitan a la selección natural , la del más fuerte, del más apto, del que más posibilidades de sobrevivir tiene. De nuevo Spencer se hace presente ante una Pandemia que nos afecta a todas las personas, en todos los ámbitos y niveles sociales.

La cuestión es quién es realmente el más apto? Qué nos quiere enseñar esta nueva realidad? Aquí es donde más allá de los protocolos y dictados de la salud, que no es asunto baladí, deberíamos pensar y sentir dónde nos posicionamos los seres humanos como comunidad, como colectivo único. Nos prestamos al juego Spenceriano? o aprovechamos la situación para leer más allá, leer las señales con las que convivimos?

Seguramente nos encontramos a pesar de todo ante una oportunidad, para repensarnos como género humano. Ante la oportunidad de conectarnos los unos con los otros, a retomar propuestas más colaborativas, a compartir más que a consumir, a estar más en el SER que en el ESTAR, a sentirnos más en UNIDAD. Tal vez si vibramos alto, si aumentamos nuestra frecuencia en los afectos, en la alegría de vivir, en la amistad… Tal vez si nos preparamos y nos protegemos ante estas nuevas predicciones apocalípticas que surgen cada día en los medios e incentivan el miedo colectivo, solo tal vez si nos preparamos y nos complementamos, ayudamos y entendemos como colectividad, podremos pasar de puntillas sin sucumbir a los medios, pandemias y virus.

Estamos siendo espectadores del desmoronamiento de un paradigma social, donde sin duda la conciencia colectiva, la unidad de la comunidad humana, será la que deje en el pasado las teorías más deterministas, excluyentes o selecctivas. Solo cuando el prójimo seamos uno mismo, seremos capaces de superar los miedos que nos frenan y distancian, solo así podremos avanzar en un cambio de paradigma imparable.